martes, 12 de abril de 2016

"MI HERMANITO Y YO, COMEMOS POCO (...)".


El decreto de asignación judicial de adopción, en una lógica de buscar una analogía con la gestación
biológica de un bebé; es algo así como la prueba de embarazo. 
Es ese SI que se espera después de una búsqueda incansable -por un lado- y una espera en una triste soledad -por el otro-.
Este es casi, un momento de gloria, en el que muchos puntos suspensivos terminan, para empezar a transitar por el puente hacia el encuentro. 
Pero, no  siempre todo termina así.
Abigail, (nombre ficticio), una niña de 9 años de edad, vive al igual que sus hermanos en un Hogar de Acogida en Bolivia, fue ingresada provisionalmente por encontrarse en situación de riesgo social. Su madre, se halla en situación de calle, sobreviviendo tras una problemática compleja de consumo de bebidas alcohólicas e inhalantes. Nadie sabe quién es el padre de Abigail y de Orlando su hermanito menor. 
El hermano mayor de Abigail, Carlos, ha tenido un poco más de suerte, al ser mayor de 12 años vive en otro hogar para adolescentes, pero la familia de su padre lo visita a menudo y la abuela paterna, ha pedido la reinserción de Carlos a su familia. 
La madre de estos niños, (según cuentan en el Hogar), es una mujer cuya historia de vida, es también muy triste, siendo muy joven fue prostituida por su padrastro y vivió también en un Hogar de Acogida, las últimas valoraciones señalan, que ella no es apta para cuidar a sus hijos. 
Abigail y Orlando, ingresaron al Hogar desde muy pequeños, aún con muestras de descuido en su higiene personal y con desnutrición crónica. 
Orlando, aún no tiene un lenguaje apropiado para su edad, es un niño muy tímido y de pocas palabras, siempre esta de la mano de su hermana Abigail, quién ha asumido el rol de madre y protectora de su hermano menor. 
La conocí, justo después de la primera audiencia de adopción de Yolita, cuando a través de una orden judicial, se nos permitió el ingreso al Hogar de Acogida donde ella también vive. 
Es tan difícil ver que hay niños que salen en adopción y que hay otros muchos que se quedan esperando. Esta no sería la primera vez, que veo como otros niños, con un lenguaje no verbal y a través de sus ojitos, piden también una familia para ellos; pero lo que sigue, fue algo que yo nunca imaginé. 
Abigail, se me acercó y con una sonrisa que dejaba ver sus pequeños dientecitos me dijo: "Tía usted podrá conseguirnos papás como los de Yolita. Mi hermanito y yo, comemos poco y dice tía Esther, que yo ya me porto mejor".
En ese momento, el mundo se quiebra y no hay posibilidad alguna de construir una respuesta coherente a tan legítima y necesaria demanda de amor.
Han transcurrido algunos años y hasta donde sé Abigail y Orlandito, no pudieron ser adoptados, lo más probable es que ya estén separados, en razón a las reglas de los hogares, que no permiten albergar preadolescentes y adolescentes de diferentes sexos en un mismo hogar. 
La adopción de niños mayores de cuatro años y de grupo de hermanos en Bolivia, ha sido ingresada en la legislación nacional, a través de la reforma del nuevo Código de la Niña, Niño y Adolescente (Ley Nro. 548). Este tipo de solicitudes sean nacionales o internacionales, ahora determinan una prioridad de atención y preferencia para la adopción.
Los niños y niñas que viven en situación de abandono, están contra el tiempo, ellos no pueden, ni deben esperar que la burocracia estatal, los deje sin la posibilidad de una adopción sea nacional o internacional.
Los tiempos de los niños deben ser, tiempos oportunos y sensibilizados a su necesidad de amor dentro una familia. La adopción debe ser vista desde esta óptica, un día que pasa es un día que resta las posibilidades de que ellos tengan una familia. 
La historia de Abigail y Orlando, estuvo impregnada además de sus elementos complejos propios de su historia social, por una lentitud estatal para concluir sus situaciones legales que los conduzcan a la adopción.
Siempre voy a recordarla, como una niña resiliente, capaz de dar amor de madre a su propio hermano y esta última premisa, suena linda, pero no lo es, pues los niños no debería nunca estar obligados por las circunstancias  de sus vidas a ser padres o madres de quienes no lo son. 
Abigail y Orlando ya eran una familia y espero que el Estado, haya generado una valoración adecuada de sus vidas y de sus apegos personales, para que ellos sigan manteniendo sus vínculos de amor. 
Muchas veces, no está en nuestras manos, poder cumplir estos deseos. Se nos escapa un poquito de esperanza, cuando vemos frustradas las ilusiones de amor de estos niños. 
Hoy, es el Día del Niño en Bolivia. Quizás podría haber escogido otra historia para este relato, por ejemplo una historia con un final feliz. Pero la vida no siempre es así. 
Hoy pienso en Abigail, al igual que pensaría en Alexander, dos niños institucionalizados, con historias y desenlaces distintos; pero que nos muestran un lado diferente, al seguro festejo comercial de esta fecha.
Abigail, no sabrá nunca lo que ella hizo en mi, no sé tampoco si algún día la vuelva a ver, lo que si sé, es que la recuerdo con mucha admiración, por ser una pequeña gran guerrera, con un testimonio de amor y valentía incluso mayor a cualquier adulto. 
Hoy, en el Día del Niño  mi amor más profundo es para todas las Abigail, que no pierden la esperanza y que siguen esperando con fe, que algún día el Estado sea capaz de construir puentes oportunos para que a través de ellos, transiten sus padres y se produzcan así sus Encuentro de Amor.  

domingo, 10 de abril de 2016

EL TIEMPO ES CIRCULAR

El dibujo de Pablo para darme la Bienvenida
El tiempo es circular y la vida es un "eterno retorno"; en esta lógica muchas veces la única regla que se impone es la causalidad misteriosa,  que pone a todo y a todos en el lugar correcto del camino.
Después de algunos años y en otros casos después de muchos años, en un viaje inesperado a España, pude reencontrarme con familias españolas que adoptaron en Bolivia. 
La adopción internacional, es para mi, un escenario que se construye con mucha paciencia y sobre todo con la necesidad de construir un puente de encuentro no solo entre padres e hijos, sino también es un encuentro entre culturas y mundos diferentes, cuyo común denominador es la esperanza viva que albergan tanto los padres como los hijos, por tener una familia. 
Este puente, sin embargo y a diferencia de la adopción nacional, es muy duro de construir, muchas veces por la ausencia de comprensión real de esta búsqueda y los prejuicios endógenos subyancentes en torno a la adopción internacional. 
Hasta el día de hoy, mantengo contacto, con casi todas las familias que adoptaron internacionalmente, todas han jugado un rol de aporte muy importante en mi vida y con esto para nada quiero caer en la ingratitud con las familias que adoptaron nacionalmente. Pero es cierto, que uno fortalece vínculos mucho más fuertes con estos padres, por el tiempo espera, por la necesidad apremiante que tienen ellos de sentirse en Bolivia, cerca a sus hijos y alimentar día a día la esperanza para que sus sueños se hagan realidad.
Llegar al aeropuerto de Barcelona y ver a Pablo (todo un hombrecito, tan guapo y con un letrero de bienvenida), ha sido ver en él a todos los niños  y niñas, que siento un poco míos y todas las historias y encuentros de amor, de las que fui testigo este tiempo. 
El 21 de febrero, nos fuimos, rumbo a Montserrat, en el lugar nos esperaban, familias que habían adoptado en Bolivia, el tiempo es circular, ahora era yo la que llegaba y eran ellos los que me esperaban. 
Cada final acaba siendo un inicio y te das cuenta que esa cadena de acontecimientos, estaba predestinada, paso en Bolivia y ahora paso en España. 
En Montserrat, se sumó otro eslabón en esta cadena eterna, que creímos que terminaba en Bolivia, con una sentencia de adopción.
Ahora puedo afirmarlo, la eternidad acaba siendo una rara virtud del amor. 
Ver a los niños, (a estos niños que yo amo profundamente y que siento un poco míos), verlos a todos y cada uno, siendo y sintiendo a su modo y en sus tiempos una familia, hace que reafirme, que el único espacio de amor y protección para un niño es una familia y todos tenemos la obligación de garantizárselos; verlos en su mundo, hablando catalán, construyendo su felicidad en base a espontaneidades, juegos, amor y  seguridad, ha hecho que los descubra tan distintos a cuando marcharon y  hace que agradezca y esté convencida de que todo esto haya valido la pena.
Hoy puedo decir, que este espiral que se inspiró en lograr una familia para un niño, ha ido creciendo, todos los papás que adoptaron en Bolivia, han formado también lazos de cariño entre ellos, los niños cual espejo, se han encontrado en sus similitudes físicas, pero también en un lenguaje del alma, que quizás nunca los adultos podamos descifrar por completo y yo también me siento ahora parte de esa familia comunitaria de amor, unida por los mismos sueños, por los niños boliviano españoles que siguen siendo la inspiración de todo esto que algunos llaman adopción.   

miércoles, 6 de abril de 2016

ADOPCION MONOPARENTAL BOLIVIA

La adopción monoparental, está legalmente permitida en Bolivia


Cuando Eduardo, me buscó con la intención de adoptar, lo hizo después de dos años de haber perdido a su esposa e hija en un accidente de tránsito. 

Muy decidido aunque temeroso, inició este camino hacia la adopción de Leonardo; un niño de 3 años, cuyos padres biológicos, lo abandonaron cuando él apenas era un bebé.

La Adopción Monoparental, de hombres solos, es además de todo lo "tìpico" de una adopción, una lucha contra estereotipos y en muchos casos toca enfrentar prejuicios provenientes de las propias autoridades, que son alimentadas por el imaginario social individual y colectivo, que deja ver aún en sus comportamientos sociales, una "castración social", en torno a la idoneidad de la paternidad. 

Eduardo, albergaba en su corazón, un sentimiento profundo por ser padre, después de enfrentarse a su proceso de duelo personal, por la pérdida de su esposa y su hija aún en proceso de gestación.  
Recuerdo, que cuando nos reunimos por primer vez, me dijo: "Si hace falta, me voy a vivir cerca a la casa de mi madre, para que vean que no estoy solo y que mi familia  va a ayudarme". 
Yo nunca dude de la capacidad de que Eduardo, para que ingrese a un proceso de adopción solo, era en su momento y lo es ahora, un hombre con una personalidad extraordinaria, dispuesto a dar a amor y con el entendimiento necesario que la adopción es un proceso basada en el niño, en el antes, en el durante y en el después. 
Aún sigo en contacto con esta familia, después de casi cuatro años juntos, Leo ha superado su timidez, ha dejado el fonoaudiologo y "come mejor" (la eterna preocupación de Eduardo). Verlos sigue siendo un proceso de aprendizaje genuino para mi. Para mí fue una experiencia maravillosa, una adopción monoparental de un papá extraordinario y de un niño único.

martes, 5 de abril de 2016

MI PRIMERA OPCION...


Lorena,  había decidido dejarlo todo, después de un proceso de divorcio en su ciudad de origen. Después de muchos años de soledad construida por ella misma, su profesión de médico, la llevo a conocer a Tati, una niña de 7 años, que aún manifestaba un sentimiento de desconfianza a las personas de su entorno. 
Tatiana, fue una de las niñas con mayor edad del Centro de Acogida donde vivía institucionalizada desde los 4 años de edad, había conocido a muchas niñas que habían sido adoptadas, pero a ella, el tiempo le jugaba una mala pasada y su soledad se exteriorizaba en su conducta hostil, ante el único mundo que conocía en ese momento. 
Con 7 años y un problema en su columna, visitaba periódicamente  a Lorena, que en ese entonces era su médico. 
Esta historia de adopción, no es la  típica que uno conoce, basada en la intención personal de los padres adoptivos por querer adoptar. 
Los caminos de Lorena y Tati, se cruzaron a partir de una fuerza más poderosa, son misterios que nunca podremos descifrar, lo cierto fue que se conocieron y el amor surgió. 
Lo primero, que me dijo Lorena (que por cierto no se llama así). "Nino, yo había renunciado a ser madre hace mucho, esto no estaba en mis planes. Hasta que conocí a Tati, ella me hizo madre y ahora quiero saber esto de los papeleos, para que nada ni nadie, nos separe".
En torno, a la adopción de niños mayores, se ha tejido una serie de mitos muy complejos. Lo único, que yo puedo asentir, desde lo que he vivido y presenciado como abogada y ser humano que ha acompañado muchos procesos de adopción. Que cada niño o niña, tienen un proceso de adaptación postadoptivo muy particular, la edad es un factor importante ha tomar en cuenta, pero no determinante para esta adaptación. 
Tati y Lorena, han construido una familia muy particular, ambas son mujeres fuertes y viven con una tercera mujer, que las complementa y es parte de este circulo de amor, la abuela de Tati. 
Restaurar daños emergentes de la institucionalización es un desafío que muchos padres adoptivos, deben trabajar, pero también estoy convencida que el amor es la respuesta a todo. 
Lorena y Tati, así me lo demostraron. 

¡BIENVENIDOS AL BLOG!


Después de haberlo postergado por mucho tiempo, he  decidido hoy, compartir a través de este blog microrelatos, provenientes de HISTORIAS DE AMOR Y DE ADOPCION
Es una forma, -creo yo-, de aporte genuino que pretende rescatar desde el lenguaje del alma de padres y madres adoptivos, sus emociones en torno a sus historias de adopción, a sus momentos de espera, a sus deseos profundos, pero también aquellas emociones provenientes de sus más íntimas frustraciones y miedos. 
Esto me permite y nos permite deconstruir mitos en torno a la adopción de niños, para una aprendizaje comunitario, basado en construcciones cuyos fundamentos sean la empatía y los compromisos institucionales y sociales, entorno a un enfoque de derechos humanos de niños sin cuidado parental.
Es cierto, que la adopción es un mecanismo jurídico de restitución del derecho humano que tiene todo niño, niña y adolescente de tener una familia sustituta a falta de su entorno familiar de origen. 
Pero quienes trabajamos en esto, sabemos y sentimos desde nuestras vivencias personales y profesionales, que la ADOPCION DE NIÑOS  es mucho más que eso. 
Muchas de estas historias, no llevan los nombres reales de padres y niños, pero creánme que los microrelatos, son espontaneidades que uno conoce en estos encuentros de amor. Escribirlos y reproducirlos, es para mi una necesidad por visibilizar, lo que muchas veces oculta un expediente frío de adopción y en su caso, hoy lo hago con mucha responsabilidad y amor. 
El Blog, que hoy se inicia, pretende difundir estos mensaje de amor, que muchas veces se gestan en un pasillo de un juzgado, en una llamada de angustia, en las puertas de Centros de Acogida y en todo cuanto espacio se presente en el camino hasta llegar a sus hijos.
Pero, también están ellos, los niños, niñas y adolescentes, que se hallan al otro lado del puente esperando por una familia, ellos también traen mensajes portadores de esperanza.
Esta mirada genuina de la adopción, nos plantea un desafío importante, cual es la de aportar a una cultura de adopción de niños, niñas y adolescentes sin cuidado parental y con situación legal definida de adoptabilidad. 
Hablemos siempre de adopción, ante la crisis que estamos afrontando como sociedad, donde el mercado del morbo y la violencia son los que más atraen. 
Hablemos de amor y felicidad, de encuentros, de transformación humana, de familias, de niños, de la vida, de la esperanza  y de la adopción.
¡Bienvenidos al Blog!.